jueves, 6 de agosto de 2015

Jóvenes que lo dejan todo para plantar tomates que sepan a tomate.



Pues resulta que, aunque parezca increíble, las cosas de comer no crecen en esas bandejas de poliestireno plastificadas que vemos en los supermercados. En concreto, las hortalizas crecen en unos lugares lejanos y misteriosos para el urbanita, llamados huertas. Allí, y no solo en startups tecnológicas, también florecen los emprendedores, al lado de las patatas y las cebollas. Así que nos fuimos, equipados con crema solar y repelente de mosquitos, a visitar a algunos de ellos: la asociación El Bancal, que tiene un huerto para el autoconsumo y, además, realiza todo tipo de actividades educativas en torno a la huerta y la agroecología.

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