Un mercadillo con apetitosas verduras y frutas cultivadas de modo tradicional, una caseta en la que intercambiar toda clase de objetos condenados al trastero (desde un escáner a un espejo o un colgador de madera), exposiciones, música... El décimo aniversario de la ONG para el Desarrollo Amarante se convirtió ayer en un escaparate de los productos del sur, de la huerta ecológica y de varias organizaciones que trabajan en Galicia por la igualdad de derechos, el consumo justo y el medio ambiente. A mayores, quiso ser una muestra de solidaridad con el pueblo hondureño.
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